¿Hace cuánto que las personas estamos acostumbradas a quedarnos con recuerdos?
Acostumbradas con fechas que nos sangran las heridas, ideales que jamás cumplieron nuestras expectativas, y sensaciones reprimidas que al entibiar nuestros males cumplieron con la mínima realidad de lo que nosotros anhelábamos.
Para idealizar siempre estamos dispuestos mientras estos nos trasladen a pequeños momentos de felicidad, sin embargo las personas que estamos realmente avanzando paso a paso por la vida necesitamos más que eso. Necesitamos aflorar nuestras emociones para darnos ese empujoncito, como quien dice... Un soplo de vida que necesitamos para poder generar que cada día sea una subida no una caída más dentro de un mundo donde los estereotipos, la violencia y la frialdad nos lleve hacia su lado para hundirnos y terminar en lo que ya en alguna oportunidad se vivió como algo llamado tristeza y soledad.
La miseria del hombre no inicia por falta de dinero; de hecho inicia por falta de valores y creencia en sus capacidades, cuando todo ello empecemos a cambiarlo será el momento preciso para poder manejar nuestros pensamientos y emociones enrumbándolo hacia un mejor futuro. Atrás quedó el pasado y tras esa cortina de mentados errores todo merece la pena vivirlo como nuevo, sonriendole a la desgracia aunque por dentro del dolor sea un monólogo en nuestro interior que cobró vida... Orbitemos el grado de un mejor cambio para generar nuestra victoria sin olvidar que quien es dueño del verdadero pendiente de nuestra vida es solo Dios y nosotros como secuenciales del alma que no debemos perder de vista para llegar hacia lo que podemos merecer como personas dignas y en bien de los nuestros.
Para idealizar siempre estamos dispuestos mientras estos nos trasladen a pequeños momentos de felicidad, sin embargo las personas que estamos realmente avanzando paso a paso por la vida necesitamos más que eso. Necesitamos aflorar nuestras emociones para darnos ese empujoncito, como quien dice... Un soplo de vida que necesitamos para poder generar que cada día sea una subida no una caída más dentro de un mundo donde los estereotipos, la violencia y la frialdad nos lleve hacia su lado para hundirnos y terminar en lo que ya en alguna oportunidad se vivió como algo llamado tristeza y soledad.
La miseria del hombre no inicia por falta de dinero; de hecho inicia por falta de valores y creencia en sus capacidades, cuando todo ello empecemos a cambiarlo será el momento preciso para poder manejar nuestros pensamientos y emociones enrumbándolo hacia un mejor futuro. Atrás quedó el pasado y tras esa cortina de mentados errores todo merece la pena vivirlo como nuevo, sonriendole a la desgracia aunque por dentro del dolor sea un monólogo en nuestro interior que cobró vida... Orbitemos el grado de un mejor cambio para generar nuestra victoria sin olvidar que quien es dueño del verdadero pendiente de nuestra vida es solo Dios y nosotros como secuenciales del alma que no debemos perder de vista para llegar hacia lo que podemos merecer como personas dignas y en bien de los nuestros.
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